Los años que no tenían que llegar, llegaron

Los años que no tenían que llegar, llegaron ¿Cómo se improvisa una vida que no tenía que llegar?

Tengo muchas Lorenas en mí, una de 9 años, otra 15, otra de 27 y una de 30. Ninguna de ellas tenía un lugar en el universo, todas ellas vagaron un día por las estaciones. Todas las Lorenas que me necesitaron las guardé dentro, las llevo de paseo cuando se ponen a llorar, les muestro sonrisas, las revivo con carcajadas, las llevo a ver las luces en cerro Barón, les prometo que algún día vamos a vivir ahí, les susurro antes de dormir…shhhh sobrevivimos, amores, sobrevivimos.

«CAE»Estudiar con las alitas rotas en Chile

Nací en un barrio, de esos en los que las casas están todas juntas, en esos barrios en los que tus amigos de infancia a los 12 empiezan a traficar drogas, y a los 20 años, muchos de ellos están presos o son traficantes de temer, otros simplemente murieron en el intento de sobrevivir a las esquinas.

Siempre pensé que a los 12 la música y los libros me salvaron la vida, me salvaron de las esquinas, me salvaron de no convertirme en ellos.  Soy de esas personas que poco conocían de otras realidades, las ráfagas de balas no me asustaban, eran parte del lugar donde vivía. Estudié en colegios de mi comuna por lo que esa realidad era parte de todas mis compañeras, nadie se exaltaba, sus historias a veces eran peores que las mías.  Fui del 5% de estudiantes de mi generación que rindió la PSU y quedó en una universidad estatal, contra todo pronóstico.  El resto de mis compañeras, pateando piedras.  Siempre amé la literatura, los libros fueron mi primer salvavidas, pero no podía estudiar literatura, ni siquiera lo pensé porque  sabía que alguien de origen tan humilde no podía darse ese lujo.

Fue en la universidad donde me di cuenta que los vacíos del colegio eran abismantes, que habían contenidos que se suponían debían ser básicos, y que a mí nunca me los habían entregado, que la gran mayoría de mis compañeros tenían computador propio para estudiar, y que de alguna forma uno estaba casi de colado estudiando  en ese lugar, un paracaidista como me gusta llamarnos.  Era difícil pagar la universidad porque mis padres no tenían el dinero, y yo no fui tan brillante en el colegio y no alcancé beca, y así. Había que humillarse con la asistente social para pedir prorroga, para que me dieran un crédito, para sobrevivir un poco con la plata trabajando en empaque, en el cine, y otros trabajos que tuve.  Había que estar concentrado además de estar a la par con la universidad, de llenar rápido los vacíos del colegio, que no se notara que venía de un municipal en donde con suerte aprendimos a escribir, suerte de pocos, porque a otros no les alcanzó para eso.

Fue en primer año de universidad en que me di cuenta lo que significaba nacer en un barrio pobre, de familia humilde, fue en ese sistema que me di cuenta lo que era tener las alitas rotas.  Fui una buena estudiante, del porcentaje más alto en rendimiento de su generación, salí con buen promedio, nadie me regaló nada, estudié con fondo solidario, y con CAE, el día que me aprobaron el crédito con aval del estado fue un día feliz porque quería decir que ya no tenía que estudiar con la panza apretada, con la incertidumbre de no saber si alcanzaba para pagar la mensualidad, que me iba a poder matricular sin problemas, que pagando iba a aparecer en el sistema sin bloqueo por no pago. Jamás imaginé lo que vendría después.

Me titulé de Profesora de Inglés hace más de cinco años.  Siempre he pensado que uno debe trabajar por construir una mejor sociedad, trabajé durante muchos años de manera voluntaria,  hice de “madrina” de alumnos que tenían a ambos padres en la cárcel, fui apoderada, profesora y hasta familia de ellos, juntos pudimos dar la pelea y una de esas niñas a las que amadriné fue una de las primeras en salir de cuarto medio en una familia de narcos en la que la gran mayoría no sabía leer ni escribir.  Luego decidí trabajar en una escuela oncológica, trabajé cuatro años ahí,  me enamoré de ese trabajo, aunque nunca gané más de 450 mil pesos,  en Chile cuando uno trabaja con esfuerzo, con amor, y por un bien para la sociedad, te castigan, te basurean, se aprovechan. Siempre me alcanzó para pagar mis deudas, pagaba el Crédito con Aval del estado a tiempo, siempre a tiempo. Hasta que por problemas de sobrecarga emocional (murieron muchos de mis alumnos de la escuela oncológica) decidí renunciar.

El CAE es un crédito muy hostil, te consume la vida, debes estar siempre pendiente si te están cobrando, si te quieren joder en algo o si hacen bien los cobros, te ponen obstáculos, pedí la interrupción de cobro por cesantía, me lo dieron,  no me avisaron que se acababa el beneficio y siguieron cobrando, se me hizo difícil conseguir otro trabajo porque mi experiencia siempre fue como profesora oncológica, no tengo magister y no he estudiado en el extranjero. A mediados de agosto me contrataron por cuatro horas en un colegio, con menos de 90 mil pesos a pago,  para el CAE eso era suficiente, pedí la rebaja al 10% de mi sueldo, y no se pudo validar porque tenía una cuota impaga, la pagué pidiendo un avance en una casa comercial, no me aceptaron la rebaja porque me había atrasado, si te atrasas te castigan y debes pagar la cuota completa. El banco dice que son las reglas, “ingresa” dice que debo solucionarlo con el banco.  Ahora debo 6 cuotas porque no las pude pagar, cada cuota son 100 mil pesos aprox, más los intereses por no pago, y así se acumula, espero la notificación del banco para el embargo de mis bienes, bienes que no tengo porque nací en un hogar con pocos recursos y se me ocurrió la tonta idea de estudiar pedagogía, de hacer trabajos para la comunidad y olvidarme que la gente como uno no puede hacer mucho porque es castigada, porque el sistema trata de recordarte todos los días que naciste con las alitas rotas y en vez de parchar esas alas te invita a quedarte en el suelo, a aceptar que no puedes hacer nada en contra de tu destino, que los pobres siempre vamos a ser pobres y que los que salen de esto son los que tienen suerte, o esos que a veces son más egoístas y sólo arrancan de sus barrios y luchan por ascender en la escala social y económica sin mirar atrás (no es una crítica), que sentir que se pueden transformar las cosas es ser inocente, iluso, que si no entiendes que 2+2 es 5 como en 1984 estás perdido, que si no rindes pleitesía al sistema estás poniendo en riesgo los pocos bienes de tu familia, que debes cerrar la boca, trabajar en tres lugares para pagar un crédito que te permitió estudiar creando falsas ilusiones y que te condenó a la miseria y te asusta con llamados incesantes, te condena a tener insomnio, a vivir angustiado, a quedarte dormido llorando y preguntarte todo los días qué hiciste tan mal para tener este presente.

Nunca me ha gustado ser la víctima de mi vida, siempre he luchado por no serlo,  es cansador remar contra la corriente y despertar a las 6 am para enviar currículums a cualquier parte para poder pagar las deudas a fin de mes, me hubiera gustado asumir mis alitas rotas hace años, no haber estudiado, y trabajar en cualquier cosa, tal vez viviría más tranquila, no tendría el teléfono descolgado para evitar el acoso telefónico, y tal vez podría haber mejorado esta realidad que duele en el alma. Con estudios o sin estudios, las personas de los barrios periféricos siempre somos los que sobran, siempre terminamos pateando piedras porque no estamos llamados a cambiar el sistema, a construir una realidad mejor, estamos hechos para ser esclavos, para llenarle los bolsillos a otros, para alimentar la educación de mercado, para ser masa bruta, sin educación. Y así y todo nos dicen que no sabemos de violencia, este sistema completo es violento y nosotros lo alimentamos porque nos dejaron tan poquitas herramientas para tratar de cambiarlo.

La burbuja familiar

Me dormí pensando que para bien o para mal a todos nos define la personalidad la familia que nos cría. Algunos corremos con suerte en algunos aspectos, otros con puras desgracias. El miedo de las familias actuales para con sus hijos es terrible, arman burbujas para que los hijos crezcan seguros, claro, el mundo es un lugar al que se le debe temer, algo así como decía Emil Sinclair al comienzo de Demian, el mundo luminoso que hacía referencia a la seguridad de su hogar, y el mundo oscuro que era todo lo que estaba afuera de esa burbuja y debía ser motivo de terror.
Pensaba en cómo vamos construyendo sociedad en ese miedo de las familias, como dejamos de explorar ciertas cosas del mundo sólo porque nos enseñaron y construimos una personalidad con el miedo como estandarte.
Vamos volviéndonos profundamente egoístas sin siquiera darnos cuenta, educamos niños egoístas, “no ayudes al perro, vas a ser la loca de los perros” “ no ayudes al vecino, se va a acostumbrar” “no le des plata a la gente de la calle” “ no sonrías a los extraños” “no hables con el taxista”. El miedo tiene una base muy profunda y real, es por eso que se instala en los hogares como institución, madres que quieren tener a los hijos cerca, da lo mismo que tengan edad suficiente para salir al mundo, el terror de las madres porque el mundo es tan feo que quieren que sus hijos hagan sus vidas cerca del lado luminoso que le inventaron para que no les pase lo que le pasa a la sociedad. Pero el mundo luminoso que nos inventan en los hogares no es tal, es profundamente egoísta porque rara vez se plantea construir algo para cambiar un poco el mundo oscuro y salir a compartir la luz que se supone tenemos en casa, el egoísmo es uno de los males más terribles de la sociedad porque no nos permite avanzar, nos hace ver en actos normales algo bondadoso y practicar el “qué bonito lo que haces” el “que dios te bendiga” pero sin moverte de tu escritorio, que sean los otros los que hagan cosas, yo los voy a felicitar ¿De verdad ese es un aporte?
¿Cuántas familias se plantean algo en común para construir sociedad?
Me refiero a cuantas tienen como una actividad en común conversar temas en los que la sociedad falla constantemente y busca aportar en algo para cambiarlo en vez de sólo criticarlo.
¿Cuántas personas de ese mundo luminoso que tienen terror a salir a explorar afuera, tienen algún plan para cambiar el mundo exterior para poder salir tranquilos? ¿O quieren permanecer encerrados entre ellos mismos toda la existencia?
“El planeta se cae a pedazos” ¿Reciclemos? ¿Hagamos una campaña familiar para usar sólo productos eco-amigables?
“Qué horror la discriminación” Pero está bien si es con los indígenas, la gente morena y los países vecinos. ¿Por qué no empezar a respetar por casa?
“Tanto niño que no asiste al colegio y sólo serán delincuentes” ¿Involucrémonos?
“Este barrio está tan malo” ¿Cambiemos el barrio? ¿Vamos a la junta de vecinos? ¿Propongamos proyectos con los vecinos?
Si seguimos creyendo que el mundo luminoso en el que nos encerramos es luminoso con tanto egoísmo y miedo es ser incapaces de analizar cuanto mal nos hace ese mismo egoísmo. Estamos educando a nuestros hijos en pequeñas islas, no estamos enseñando que si vienen al mundo también tienen que estar dispuestos a tratar de cambiarlo, y no me refiero a que se crean revolucionarios, ya tenemos muchos de esos en las redes sociales, me refiero a que se entienda que con pequeñas acciones podemos darle un poco de luz al mundo de afuera que es el que más lo necesita.
Si no hacemos nada y nos seguimos creyendo el espejismo de que nuestros hogares están seguros y luminosos es que el egoísmo nos quitó la visión, porque yo veo un mundo oscuro, muy oscuro entrando a sus casas en forma de miedo y egoísmo puro.
Yo apuesto por el claroscuro, siempre, la dualidad perfecta. Que se salga a mezclar el mundo. Tal vez podamos cambiar algo.

DELIRIO

Traigo suspiros y leyendas para apagar el mundo…
Traigo perfume tornasol
Traigo un ático encantando en violeta…
Traigo ponzoña y tentación…
Traigo un infinito en forma de letra
Tengo un altar para el lenguaje
Traigo suspiros y leyendas para prender tu mundo
Para parir en llamas…Para sufrir la alegria y morir la pena.
Para dar a luz un poema
Traigo música en las cuerdas, inviernos en los sin sentidos..
Traigo un silencio en dulces cadencias…
Traigo un manifiesto que dice No!!
y una declaración de principios que dice NUNCA JAMÁS!!
Traigo un sueño a cuestas y a un Steven Patrick moribundo…
Traigo un grito ahogado en mi primera persona del singular
Un anillo de pianito escondido en el tesoro de los piratas…
un tic tac remordiendo la memoria de ese que se perdió y nunca fue…
Traigo una canción que se repite como plato giratorio
y un tatuaje que dice arcoiris para que mi carne se pudra en colores brillantes!
Traigo un delirio tremendo que rebelde se incrusta en clarita mía…
Clara, clarita mi clarividente Maria!
Traigo un barquito de papel en el bolsillo
y un charco de estrellas para navegar por donde nunca estuve…
Tengo un mundo entre el alma y el cuerpo
un regalo divino de ese Dios que no existe entre el espacio en que nos parimos…
Tengo una guarida y el chaleco de oro de la Erendira…
Tengo un tilde guardado para no olvidar que soy noun y no adjective…
una voltereta que se parece al salto mortal…
una cadena que ruego por las noches tenga sabor a chocolate con nuez.
una mañana que no hiera a los ojos salados de los domingos de heridas…
un domingo de consecuencia de los viernes maleantes..
de los viernes de me and a gun….
de los viernes en que no esquivo las balas…
Traigo un vacío eterno…una nada que rima con nada..
un silencio que no existe mientras tecleo…
una soledad acompañada por mi primera persona del TRIANGULAR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Yo soy mía
y yo siempre soy la única en cadáver exquisito…
La única que me sostiene de los vacíos ….
I´m falling…y  siempre me atrapo! Porque soy mil a la misma vez…
La que espera abajo para cuando pego el salto mortal…
y yo Lorena que te amo tanto!!
que te hice de orgullo, y nostalgia…
…que tengo las mil partes de tu alma rompecabezas….
yo que te deseo tanto bien…

—y tú que estás saliendo del espejo—-

Estaciones del frío

…Preguntaste algo en estación desolación y te dije que esperaba a alguien para no perturbar mis silencios.
Traté de hacer memoria y aún no recuerdo a quién espero.
Traté de alejarme de la estación de los que esperan al frío, pero me di cuenta que estación candor no existe…

«te invento una dijiste»…Pero ni tú existes, y yo ya no quiero estaciones fantasmas en la memoria.


Me miraste resignado porque los hologramas no luchan por nada y me dijiste que escucháramos al violinista ambulante mientras yo recordaba, y escuchábamos ya más distantes mientras yo filosofaba como siempre.

Su música parece salir de mi cuerpo, te dije.
«Oye lo!! pero si tu tienes un violín adentro…»
Tengo un sin fin y ya calla que tengo que decirte algo que no querrás escuchar…

Hasta siempre

«Aunque te esperaba no te esperé. Era como si me esperara a mí. Pero yo no llegué. Ni tú tampoco.»

Te he dicho un millón de veces adiós, y sin embargo te daba la bienvenida. Pero el día tenía que llegar. Ni Fermina, ni Florentino, mi amor.

Y voy a pedir paciencia, no a ti, a ti no te puedo pedir nada, voy a pedir paciencia al universo. Detesto presionar espacios No me acostumbro a la idea de estar

Siempre decir te amo, siempre.

Y la recuerdo tanto. . . Tanto que me falta el aire cuando no logro recordar como era el sonido de su voz cuando decía mi nombre.

Recuerdo cuando me sentaba en sus rodillas después del accidente y ponía todo mi peso en las mías para que a ud no le dolieran las piernas, y le tiraba el pelo porque siempre fui tan bruta para decir te quiero, porque me ponía tan nerviosa cuando quería decirle te amo, mama. Y no me salía y prefería tirarle el pelo, porque usted era igual de bruta que yo, y sabía que eso al final era puro amor, como cuando llegaba del colegio y la pillaba de espaldas y la tomaba en brazos y usted movía sus patitas en el aire, y yo le decía vieja chica, no te voy a soltar, y ud se enojaba y me decía «suéltame, cabra e´mierda» y yo salía arrancando como si me fuera a pegar y era sólo un juego porque por más mal que me portara ud jamás puso un dedo encima mío.

La recuerdo tanto cuando hacía cosas malas y me escondía bajo la cama para que no me pillara y ud me sacaba con la escoba y al final no me hacía nada, y yo me reía porque nunca cachaba donde estaba escondida y un día estuve al menos 5 hrs escondida y ud nunca se dio cuenta hasta que me dio ataque de risa.

La recuerdo cuando se enfermaba y yo no lo tomaba tan en serio porque en mi mundo las mujeres como usted no se morían, no se podían morir.

La recuerdo antes de irse al hospital, cuando la vestí con todo el amor del mundo porque usted no podía y yo pensaba que yo podría vestirla todos los días si fuera necesario, que podría haber sido la que la cuidara todos los días, todos los momentos de su vida, pero no me alcanzó para ser su cuidadora, no me dejó la vida, y tuve que dejarla ir a los 15 años, y tuve que resignarme a ser coleccionista de nostalgias porque en todos los momentos importantes que vendrían después siempre, siempre hay un asiento vacío, el asiento que usted tenía que ocupar y que ahora llevo a donde voy.

Tuve que resignarme a que toda la vida me iba a hacer falta y que la única forma de agradecerle haber sido mi mama y mi abuela era siendo mejor persona para que donde quiera que ud estuviera sonriera y no tuviera que decir «cabra e´mierda»  y sintiera orgullo, que dijera, yo la crié a ella y se le inflara el pecho, que siempre pudiera hablar de mí con orgullo. Te extraño tanto, mama, nunca necesité el tilde para que fueras mi mamá.